Bueno, como lo prometido es deuda aquí está el tercer capitulo de La cadena de temporibus (los otros dos, a cargo de
Cucaracha en su guarida podeis encontrarlos en su blog o en el blog oficial)
CAPITULO3
La respiración al otro lado del teléfono se hacia cada vez más intensa, en realidad, Diana había esperado que nadie contestara, y ahora, no sabía muy bien que hacer, tuvo la tentación de colgar, pero al escuchar la voz al otro lado del auricular, se reafirmó en su decisión.
-¿Sí?, ¿Hay alguien ahí?
Diana aferrándose a todo en lo que creía con voz desesperanzada, por fin se atrevió a contestar.
-¿Damocles? ¿Damocles? Busco a...
-Ya no queda tiempo...-Dijo con una lentitud casi tediosa, Diana se dio cuenta del marcado acento de la persona al otro lado, no había entendido a que se refería, pero en aquel momento el tic-tac del reloj comenzó a resonarle por toda su cabeza
-No queda tiempo ¿para que?
-No queda tiempo para Damocles, ni tampoco para ti... aunque... ¿quizá pueda haber una oportunidad sí...? No, es una locura aunque...
El interlocutor al otro lado del teléfono, parecía discutir consigo mismo, sopesando posibilidades, y haciendo cálculos que ella no entendía, parecía haberse olvidado del teléfono, seguía descolgado, pero él se encontraba caminando de un lado al otro consultando libros, hojas de papel...
Diana comenzaba a impacientarse, y Adrián aun no había movido un solo músculo desde que ella marcó los números, cuando por fin recibió una respuesta
-Mañana, cuando el reloj de la torre donde las cigüeñas y los cuervos se pelean por colocar sus nidos, marque las tres, sitúate en el centro de la plaza sin sombra.
El pitido de fin de llamada, acabó con la conversación, por primera vez la persona al otro lado había hablado rápido, como si se le acabase el tiempo de llamada. Diana no dudó, cogió un bolígrafo, lo más rápido posible y apuntó todo antes de que se le olvidase; Mañana, cuando el reloj de la torre donde las cigüeñas y los cuervos se pelean por colocar sus nidos, marque las tres, sitúate en el centro de la plaza sin sombra. Adrián, por fin se movió, Diana le contó cada detalle de la conversación, Adrián aun incrédulo, insistió en que no fuera, pero ella había tomado la decisión incluso antes de que le hubiese citado, si había una posibilidad, por mínima que fuera, de encontrar a su padre ella no dudaría. Tras declarar esto Adrián también tomo su decisión.
-Si tu vas yo voy.-dijo contundentemente.
-No decías que podía ser peligroso.
-Por eso mismo, no puedo deja que vayas sola.
-Está bien, pero primero tendremos que descifrar donde es empezando por a que demonios se refiere cuando dice que las cigüeñas y los cuervos se pelean por colocar sus nidos.
Tenían aproximadamente unas dieciocho horas hasta las tres de le tarde del día siguiente, suponiendo que se refiriese a las tres de la tarde, y no a las tres de la madrugada. Intentaron llamar de nuevo al misterioso número, pero siempre salía el contestador diciendo “No tengo tiempo para responderte, porque ya apenas queda tiempo, agarrate al tiempo o tendremos problemas” No sabían si eso era una pista más pero decidieron tenerla en cuenta.
Trataron de descifrar si los cuervos y las cigüeñas eran metáforas o no, aunque no llegaron a ninguna conclusión, se pusieron como locos a buscar información, en Internet, en libros, en enciclopedias, pero el material se les quedaba corto.
La biblioteca local tenía sección nocturna, y allí se encontraban, mirando un polvoriento libro tras otro, sin encontrar nada válido, hasta que poco a poco el sueño les fue venciendo.
Horas más tarde, por las mañana, desistieron. Ojerosos y tremendamente cansados, salieron de la biblioteca, y caminaron cabizbajos rumbo a sus casas.
Llegando a casa de ella, Adrián encontró la clave.
-Di, recuerdas cuando en el museo de arte se...
-Un momento, Adri ¿qué hay en frente del museo de arte?
-em... no sé, ¿un campanario?
-¡exacto! Y en lo más alto del campanario ¿que hay?
- Una estatua de un, ¡De un cuervo! Ya está eso es, la plaza de los cuervos
- No, Adrián, no es tan fácil ¿Cuántas plazas hay bajo el campanario?
-Tres
-Yo puedo ir a una, tú a la otra, pero nos queda una sin cubrir
-No va a ser necesario- Afirmó entendiéndolo todo.-No va a ser necesario, porque sólo una de las tres plazas no tiene sombra, la plaza trasera tiene la sombra del campanario y la plaza de la derecha tiene el toldo que evita las cagadas de las cigüeñas.
La espera se hizo eterna, el tictac del reloj seguía en su cabeza, sin descanso, acabaría desquiciándola si no hacia algo pronto, y la espera en mitad de una plaza soleada, no ayudaba para nada. El reloj de bolsillo no concordaba, con el del campanario, pero ella no hacia más que sacarlo y mirar la hora.
Ya eran las tres, y aunque las campanas no habían repicado aun, ambos estaban nerviosos. Adrián vislumbró un hombre extraño posado en la torre del campanario, vestido entero de negro, y con un sombrero y un pañuelo que le tapaban la cara completamente, se lo señaló a Diana pero algo les interrumpió.
El campanario por fin dio señales de vida, clon, Adrián corrió hacia el hombre, clon, se escucharon graznidos, clon... el hombre misterioso echó a correr, y Adrián tras él pero, algo más pasó, un cuervo, especie que no solía verse por aquellos lugares, apareció de la nada y con sus garras intentó arrebatarle el misterioso reloj de las manos a su portadora. Forcejearon y en el forcejeo, ella se ganó unos cuantos picotazos y arañazos, pero también vio, como de una de las patas del cuervo colgaba una especie de papel. Finalmente con ayuda de Adrián consiguió zafarse de su emplumado adversario, y además arrebatarle a este, aquella nota, que más tarde averiguó, era para ella.
La nota estaba escrita en criptitário, aunque con una grafía, mucho más compleja, tanto, que no fue capaz de descifrarlo entero, pero al menos una parte importante de la nota era legible. “sólo tienes trece minutos (...) en el museo de arte(...) la nueva exposición sobre (¿??¿?) sigue la cadena (...)o no quedará tiempo.” Tradujo lo que pudo a Adrián, corriendo entraron en el museo, pues la nota no dejaba lugar a dudas, debían darse prisa.
Casualmente un nuevo artista había donado una colección basada en el mito Griego de Damocles, desde detallados cuadros y preciosas esculturas, hasta toscas espadas medievales, todo se encontraba en aquella sala, pero nada comparable al inmenso cuadro, que ocupaba la mayor parte de la sala, donde se veían representados al rey Dionisio II, a Damocles y a todos sus pupilos.
Diana y Adrián escucharon las explicaciones que el guía iba dando, acerca de la leyenda de Damocles; Dionisio II para darle un escarmiento a Damocles le había ofrecido, intercambiarse con él durante un día. Este aceptó ansioso de poder y riquezas, pero mientras disfrutaba de abundante comida, y veía como todos sus deseos se veían satisfechos, sin hacer nada, miró hacia arriba y vio como una espada afilada, colgaba de un hilo hecho de pelo de caballo, entonces se levantó rápidamente y le devolvió su puesto al rey.
El guía pasó a la siguiente sala, así que ellos no pudieron escuchar, el significado de la leyenda, ya que decidieron quedarse, en aquella sala.
La espera volvió a hacerse eterna, y el tictac de reloj volvió a acecharla. De un momento a otro Adrián desapareció, y Diana se quedó sola, en aquella sala. No habían pasado aun los trace minutos, pero el extraño individuo que había visto en la plaza entró en escena.
-¿A que te crees que estas jugando niña? ¡¡dame el reloj!!-dijo sin acento alguno, así que supuso que no era, la persona con la que había hablado.
-¿Dónde está mi padre?- Intentó sonsacarle sin esperanza alguna.
-Lo acabo de matar, ¡¡Dame el reloj!! Ya no hay tiempo para ti, pero si para mi.
Diana retrocedió, pero este nuevo jugador, la agarró de cuello, asfixiándola. Por suerte Adrián volvió a aparecer de la nada, derribando de un empujón a su atacante, y con un rápido movimiento agarró a Diana de la muñeca y salieron corriendo del museo mientras el hombre misterioso les perseguía
CONTINUARÁ...
El siguiente Capitulo a cargo de Lau :D
